Comprender el vínculo: Niños pequeños que juegan con caca y autismo
El Trastorno del Espectro Autista (TEA) es un complejo trastorno del neurodesarrollo que afecta a la comunicación, la interacción social y el comportamiento. Un comportamiento sorprendente que presentan algunos niños pequeños con autismo es jugar con sus propias heces. El objetivo de este artículo es explorar la conexión entre el juego con las heces de los niños pequeños y el autismo, profundizar en las razones que subyacen a este comportamiento, examinar los resultados de la investigación sobre este tema, comprender cómo se relacionan los problemas de procesamiento sensorial con él, discutir las preocupaciones de los padres y las estrategias para manejarlo en los niños pequeños autistas, y proporcionar orientación sobre cuándo buscar ayuda profesional.
Explorando el comportamiento: ¿Por qué algunos niños realizan esta actividad?
Jugar con caca puede resultar chocante o angustioso para los padres de niños con un desarrollo típico. Sin embargo, para algunos niños pequeños con trastorno del espectro autista (TEA), esta actividad puede tener varias finalidades. En primer lugar, podría ser una forma de exploración sensorial, ya que los niños con TEA suelen tener respuestas atípicas a los estímulos sensoriales. La textura y el olor de las heces podrían proporcionarles sensaciones únicas que encuentran intrigantes o reconfortantes.
En segundo lugar, los comportamientos repetitivos son comunes entre los individuos del espectro autista. Jugar con la caca puede entrar en esta categoría, ya que ofrece previsibilidad y familiaridad, lo que puede ser tranquilizador para estos niños que luchan contra el cambio o la incertidumbre.
En tercer lugar, las dificultades de comunicación son una característica distintiva del TEA. Los niños no verbales pueden recurrir a métodos poco convencionales, como jugar con sus heces, para expresarse o llamar la atención de cuidadores que, de otro modo, pasarían por alto sus necesidades.
Por último, pero no por ello menos importante, la ansiedad o la frustración derivadas de las dificultades relacionadas con las habilidades para ir al baño podrían contribuir a que los niños autistas jueguen con las heces. Las dificultades para entender las instrucciones para ir al baño o la incomodidad durante la defecación podrían llevarles a explorar sus funciones corporales a través de medios táctiles.
Desentrañar el vínculo: Resultados de la investigación sobre el juego con la caca en los niños pequeños y el trastorno del espectro autista
Mientras que las pruebas anecdóticas sugieren una relación entre el juego con la caca de los niños pequeños y el autismo, la investigación científica ha arrojado luz sobre esta conexión. Un estudio publicado en el Journal of Autism and Developmental Disorders descubrió que los niños con TEA eran más propensos a tener comportamientos relacionados con las heces que los niños con un desarrollo típico. Los investigadores llegaron a la conclusión de que estos comportamientos podrían estar asociados a tendencias de búsqueda sensorial o de autoestimulación que suelen observarse en el autismo.
Otro estudio realizado por el Instituto MIND de la Universidad de California en Davis reveló una correlación entre los síntomas gastrointestinales (GI) y los patrones de comportamiento repetitivo entre los autistas. Este hallazgo sugiere que puede haber un componente fisiológico subyacente que contribuya al juego de la caca en algunos niños pequeños con autismo.
Comprender los problemas de procesamiento sensorial en el autismo: Cómo se relacionan con el juego de la caca
Los problemas de procesamiento sensorial son frecuentes entre los individuos del espectro autista. Estos problemas pueden manifestarse como hipersensibilidad o hiposensibilidad hacia ciertos estímulos, como el tacto, el olfato, el gusto, la vista y el sonido. En el contexto del juego de la caca, la sensibilidad táctil desempeña un papel importante.
Algunos niños autistas pueden encontrar consuelo o placer al tocar sus heces debido a respuestas sensoriales atípicas. Por otro lado, otros pueden adoptar este comportamiento como una forma de buscar estímulos sensoriales adicionales cuando tienen dificultades para procesar las sensaciones de su entorno.
Preocupaciones de los padres y estrategias para controlar este comportamiento en niños autistas
Los padres a menudo expresan su preocupación acerca de la participación de sus hijos en juegos con caca debido a razones de higiene y a los posibles riesgos para la salud asociados con la exposición a las bacterias presentes en las heces. Además, el estigma social que rodea este comportamiento puede hacer que los padres se sientan avergonzados o aislados.
Para gestionar eficazmente este comportamiento:
1. Establezca límites claros: Establezca normas coherentes respecto a los hábitos adecuados para ir al baño y refuércelas mediante ayudas visuales o historias sociales adaptadas al nivel de comprensión de su hijo.
2. 2. Proporcione salidas alternativas para las necesidades sensoriales: Ofrezca diversas experiencias táctiles como jugar con materiales seguros como arena cinética o cuentas de agua.
3. Abordar las dificultades para ir al baño: Buscar orientación de profesionales especializados en terapia ocupacional pediátrica que puedan ayudar a abordar cualquier dificultad sensorial o motora relacionada con el aseo.
4. Utiliza el refuerzo positivo: Elogie y recompense a su hijo por comportarse adecuadamente en el baño, alejando gradualmente su atención de los juegos con la caca.
Buscar ayuda profesional: Cuándo consultar al pediatra o al terapeuta sobre los juegos de caca de su hijo
Aunque los casos ocasionales de juegos con caca no indican necesariamente un problema subyacente, la persistencia de este comportamiento justifica una evaluación profesional. Si observa que los juegos con la caca de su hijo interfieren en su funcionamiento diario, le causan angustia o persisten más allá de la edad típica para este tipo de comportamientos (en torno a los 3-4 años), es aconsejable consultar a un pediatra o terapeuta especializado en trastornos del espectro autista.
Comprender la relación entre el hecho de que un niño pequeño juegue a hacer caca y el autismo puede ayudar a los padres a afrontar este comportamiento desafiante con mayor eficacia. Explorando las razones que subyacen a esta actividad, examinando los resultados de las investigaciones sobre su prevalencia entre los niños pequeños autistas, comprendiendo cómo se relacionan con ella los problemas de procesamiento sensorial, discutiendo las preocupaciones de los padres y las estrategias para manejarla en casa, y sabiendo cuándo buscar ayuda profesional; los cuidadores pueden proporcionar el apoyo adecuado al tiempo que promueven un desarrollo saludable en sus hijos con trastorno del espectro autista.
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Pediatra desde 2015, enamorada de mi trabajo. Tengo dos enormes renacuajos y un marido que cocina mejor que nadie.
Máster en Investigación Clínica y Postgrado en Divulgación Científica, también colaboro desde hace años como profesora en varios centros educativos y artículos científicos.
Empecé Revista del Bebé para ayudar a todas las madres y padres que lo pudieran necesitar, y así unifico mis grandes pasiones: los niños y escribir.